Si el mar es infinito y
tiene redes,
si su música sale de la
ola,
si el alba es roja y el
ocaso verde,
si la selva es lujuria y
la luna caricia,
si la rosa se abre y
perfuma la casa,
si la niña se ríe y
perfuma la vida,
si el amor va y me besa y
me deja temblando.
¿Qué importancia tiene
todo esto,
mientras haya en mi
barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un
contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por
curar las simientes,
por vendar corazones y
escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que
abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos
arrancar las espadas,
inventar más colores y
escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en
la boca del túnel,
y no decir lo inútil, no,
sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no
cantar a la novia,
no escribir unas décimas,
no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos,
gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que
hay bastantes viviendo
debajo de las latas con
lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos
no peinan a diario,
y padres que madrugan y
no van al teatro.
Adornar al humilde
poniéndole en el hombro
nuestro verso;
cantar al que no canta y
ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con
rara paciencia convencerles
sin asco.
Trillar en la labranza,
bajar a alguna mina;
ser buzo una semana,
visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas;
jugar con los párvulos,
danzar en las
leproserías.
Poetas, no perdamos el
tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega
poca sangre.
NO PERDAMOS EL TIEMPO - Gloria Fuertes-