domingo, 7 de octubre de 2012

La Política


HITZA EMATEN DUT 

"Las razones del desprestigio de la política son múltiples y complejas. Yo no ventilaría el asunto con la frivolidad del juez Pedraz. Pero si hay un motivo claramente identificable es la falta de sinceridad, la enorme distancia entre lo dicho en campaña electoral y lo practicado cuando algunos de los gobernantes llegan al poder. Digo algunos, porque no quiero caer en una injusta generalización. Reivindico, por encima de fórmulas al estilo 15-M o 25-S, el sistema de democracia parlamentaria y la legitimidad de la representación que sale de las urnas. Con todas sus imperfecciones y con todas sus virtudes.
La mentira, o si les suena muy duro pueden sustituirlo por algo más eufemístico del tipo incumplimiento de las promesas electorales, se purga precisamente en las urnas. Ese es el momento en el que la ciudadanía expresa, en el caso de quien trata de revalidar un puesto, si las expectativas depositadas en el gobernante le han o no satisfecho. En ello está Patxi López, tratando de seguir en Ajuria Enea, aunque el mensaje central de su campaña sea el de un aspirante que compite por primera vez.
Rodolfo Ares le ha diseñado una campaña a Patxi López en la que lo más importante es que no se le recuerde por su balance de Gobierno, ni por sus promesas incumplidas, ni por las mentiras evidentes, ni por aumentar exponencialmente la deuda, ni por su nula contribución a la llegada de la paz, etc. Es un candidato que pide a la ciudadanía un ejercicio de amnesia. 
López no va a ganar (tampoco lo hizo entonces) porque sus mentiras han contribuido al desprestigio general de la política. Desde el Gobierno ha dado carta de naturaleza al recurso a la mentira. Por los ordenadores de sus asesores ha circulado la mentira como Pedro por su casa: valía tanto para defender a Urchueguía, como para frenar el impacto de que quedara al descubierto el fraude fiscal de Gil, por no hablar de Ibermática como irresponsable cortina de humo. Un colega de columnas pedía estos días respeto hacia López y le he contestado que yo respeto más al lehendakari de lo que lo ha hecho el propio López durante su mandato. 
En el mismo barco, aunque con una responsabilidad si quieren más limitada, está el PP que ha ejercido de encubridor necesario de lo más turbio del Gobierno de López y de colaborador entusiasta en el sostén del desaguisado hasta que decidió cargárselo. Pero Antonio Basagoiti lleva bastante con lo suyo como para cargar con las mentiras de su exsocio.
El candidato del PP tiene la campaña puesta patas arriba porque Rajoy va haciendo lo contrario de lo que anunció, que es otra forma de contribuir al desprestigio de la política. Por eso, el candidato de la derecha española ha echado mano de un mensaje central que a estas alturas resulta poco creíble y me atrevo a decir que escasamente atractivo a estas alturas: soy el valedor ante ETA. Ni la sociedad necesita muros de contención ante ETA, ni ETA es una amenaza real.
La candidata de la izquierda aber-tzale es una incógnita aunque sabemos lo que no quiere: que se diga que es la candidata de la izquierda abertzale. Laura Mintegi se presenta como otra recién llegada, como tratando de insuflar aires nuevos a un país donde todos nos conocemos y sabemos de dónde venimos. Podemos todos disimular, jugar a que no somos lo que somos, pero eso en política y en la vida es poco creíble. Sabemos que Bildu es la izquierda abertzale más varios apéndices que se han agrupado bajo su sombra por supervivencia. De manera legítima, por supuesto, pero para sobrevivir. 
Me sorprende que Mintegi insista en decir que ellos son diferentes al resto, como si trajeran a la política vasca un refresco que no aprecia en el resto de fuerzas. Si mira a su alrededor, y si mira a su propio pasado, verá lo de siempre: la izquierda abertzale sobreviviendo a treinta años de barbarie aún no explicada y unas cuantas siglas en peligro de extinción, con políticos igual de profesionales que el resto. Para que nos entendamos: hablan mucho de los obreros, pero nunca han ido a la fábrica, ni les ha sonado jamás el despertador para el turno de las seis.
La cuarta opción presenta un candidato al que le gusta concluir sus intervenciones con un "hitza ematen dut". No le hace falta dar su palabra de vasco. Sencillamente, da su palabra. El resto viene unido a su persona. Es mucho para quien acude con un programa electoral en el que explícitamente se recogen 175 "compromisos" y 610 "iniciativas concretas". Mucho porque asume el riesgo de que le puedan examinar sobre el grado de cumplimiento. Quien no propone, se salta ese charco. 
Explica el profesor Juanjo Álvarez en el vídeo de ezagutzendudalako.org que Iñigo Urkullu está "con ganas de demostrar que la política puede corregir los propios defectos de la política". Es una reflexión que a algunos le puede parecer demasiado filosófica para las urgencias en las que nos estamos moviendo. Pero a mí me parece muy urgente recuperar el prestigio de la práctica política.
De hecho, parte de los problemas que estamos padeciendo, de esas urgencias que llenan las páginas de los periódico y que instalan en la supervivencia a miles de familias, tienen que ver con el espacio que la política ha ido dejando a la especulación: allá donde no había un político que pensara en la sociedad, se colaba un vendedor de crédito instantáneo. Lo importante era la foto en el aeropuerto nuevo, no que volaran aviones y si había que endeudarse, se hacía a cualquier precio. 
Le he escuchado al candidato del PNV apelar al espíritu luchador, a coger la pala, a remangarse para salir adelante. Es un mensaje casi épico, que a muchos puede que no les guste escuchar porque implica sacrificio futuro, pero que a la vez suena muy creíble. Nadie que mire a su alrededor puede cerrar los ojos al enorme reto de reconstrucción política y económica que tenemos por delante. Ojalá la política corrija sus propios defectos y cerremos un ciclo de engaños, porque de aquellas mentiras vienen estas penurias." 

XABIER LAPITZ
Publicado en los diarios Grupo Noticias
-Domingo 7 de octubre  2012-

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