Buscando ya no recuerdo qué tropiezo con lo inesperado... Mi cachorro pecho-látigo, que entonces le decía su attona, mil años ha sin ser tanto tiempo, tiempo de cerezas en Jerte y también en mi corazón...
Que no nos pisen las flores, que diría y lo aprendí de quien sabe caminar sin duelo.
Nostalgia, pura vida...
Román...
No hay comentarios:
Publicar un comentario