sábado, 7 de septiembre de 2013

SIETE de SEPTIEMBRE 2013

EMAKUMEAK. MUJERES.

Lo he dicho antes de hoy, unas cuantas veces además y volveré a repetirlo cada vez que se empeñen en que traguemos con ruedas de molino… Si hablamos de derechos fundamentales hablamos de legalidad y sobre este asunto el Tribunal Supremo lo ha dejado definitivamente zanjado y claro: el Alarde de Hondarribia –al igual que el de Irun- es plenamente legal y respetuoso con la ley, con todas, incluidas las de igualdad, con las dos, la del Parlamento Vasco y la del Parlamento de Madrid. Que a más de uno se le olvida que la sentencia del Supremo dejó a los detractores de nuestro Alarde con un palmo de narices porque declaró -vigentes ambas leyes de igualdad y cerrando cualquier discusión jurídica- que nuestro Alarde no es discriminatorio ni atenta contra el derecho a la plena igualdad entre hombres y mujeres, tampoco contra la dignidad de la mujer, y que su celebración es consecuencia del libre ejercicio del derecho que nos asiste a todos y cada uno de nosotros a elegir y decidir, cómo, cuándo, dónde y con quién queremos celebrarlo. Si cumplimos las normas, que es lo que venimos haciendo desde el minuto uno –y nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, lo sé- la ley nos protege. Muy a pesar de algunos y algunas, además.

Precisamente por eso, a quienes siguen insistiendo en todo lo contrario, no les queda otra que forzar la máquina del victimismo, en eso están y en eso siguen: de un lado, ante las instituciones –cuya postura resulta en ocasiones absolutamente incomprensible, pero ésta es otra historia y sobre la cual queda mucho aún por comentar- y de otro, ante la opinión pública, buscando recuperar el protagonismo mediático que un dia tuvieron y que, al parecer, tanta falta les hace.

Soy una más de entre los miles de ciudadanos obligados a contemplar una manifestación que reivindica justo lo contrario a lo que libremente defiendo yo y para lo cual también yo me he echo a la calle cada ocho de septiembre. Soy una más de entre todas esas personas que esperan pacientemente horas y horas en las aceras de la calle Mayor para ver desfilar por ella nuestro Alarde. No sé qué respuesta vaya a tener el llamamiento efectuado por Jaizkibel para que sus partidarios acudan mañana a Hondarribi, a mostrarles su apoyo precisamente desde esas mismas aceras. Lo que sí sé es que, mañana, como cada ocho de septiembre desde que tengo memoria, yo estaré de nuevo allí. 

Pero ahora, sólo una pregunta…

¿Alguien puede defender -sin ofendernos, digo- que las mujeres de todas las edades que llenamos a rebosar las aceras al paso del Alarde somos unas idiotas sin criterio, que no sabemos ni lo que podemos ni lo que queremos y que nunca sabremos lo que es sentirse una mujer libre, completa y comprometida salvo que nos enfundemos el traje de Jaizkibel o le hagamos la ola?

Soy toda oídos...

GORA AMA GUADALUPEKOA!!!!
GORA HONDARRIBIKO ALARDEA!!!!!




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