viernes, 3 de abril de 2015

Herriko taupadak... prozesiyua...

Hondarribia, Viernes Santo... la misma emoción de todos los años, de muchísimos años... 

Un día espectacular el de hoy, sol y frío, esta luz... y lo que no cambia...

La misa de tarde, los apóstoles y sus túnicas de colores, los romanos -Jaungoiko hartzaileak- que irrumpen en la iglesia al finalizar la Eucaristía y custodian el solemne descendimiento de Cristo Crucificado, ese crucifijo imponente, enorme, que parece ocuparlo todo... y comienza la procesión... Una procesión que recorre lentamente y en silencio las calles empedradas y viejas de la vieja Hondarribia, una procesión antigua y sobria, grande porque lo es aunque sea modesta y recogida, y donde la devoción y otras emociones se viven aquí a cara descubierta.
Que no hay costaleros como los hondarribiarras, curtidos hombres de mar que se echan al hombro el misterio de la de Semana Santa con la misma determinación que sus mayores antes. El paso firme y la mirada, más. Veo esos rostros cincelados, que parecen esculpidos por el mismo Dios, como si por ellos no pasara el tiempo y pienso, no sé... que tal vez sea eso lo que ocurre, que el tiempo se detiene y ahí radique la magia, todo el misterio... 
Hondarribia, herriko taupadak...















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