viernes, 25 de noviembre de 2016

Juan Eduardo Zuñiga

"Ante el estudiante, un coche pasó rápidamente, pero él pudo entrever en su interior un bellísimo rostro femenino. Al día siguiente, a la misma hora, volvió a cruzar ante él y también atisbó la sombra clara del rostro entre los pliegues oscuros de un velo. El estudiante se preguntó quién era. Esperó al otro día, atento en el borde de la acera, y vio avanzar el coche con su caballo al trote y esta vez distinguió mejor a la mujer de grandes ojos claros que posaron en él su mirada.
Cada día el estudiante aguardaba el coche, intrigado y presa de la esperanza: cada vez la mujer le parecía más bella. Y, desde el fondo del coche, le sonrió y él tembló de pasión y todo ya perdió importancia, clases y profesores: solo esperaría aquella hora en la que el coche cruzaba ante su puerta.
Y al fin vio lo que anhelaba: la mujer le saludó con un movimiento de la mano que apareció un instante a la altura de la boca sonriente, y entonces él siguió al coche, andando muy deprisa, yendo detrás por calles y plazas, sin perder de vista su caja bamboleante que se ocultaba al doblar una esquina y reaparecía al cruzar un puente.
Anduvo mucho tiempo y a veces sentía un gran cansancio, o bien, muy animoso, planeaba la conversación que sostendría con ella. Le pareció que pasaba por los mismos sitios, las mismas avenidas con nieblas, con sol o lluvias, de día o de noche, pero él seguía obstinado, seguro de alcanzarla, indiferente a inviernos o veranos.
Tras un largo trayecto interminable, en un lejano barrio, el coche finalmente se detuvo y él se aproximó con pasos vacilantes y cansados, aunque iba apoyado en un bastón. Con esfuerzo abrió la portezuela y dentro no había nadie.
Únicamente vio sobre el asiento de hule una rosa encarnada, húmeda y fresca. La cogió con su mano sarmentosa y aspiró el tenue aroma de la ilusión nunca conseguida."

-La rosa-







































Juan Eduardo Zúñiga, minucioso y callado, escritor, crítico, traductor... flamante Premio Nacional de las Letras 2016.
Y unos envidiables, lúcidos, 97 años...

... y todos tus sueños.

"______  A través de los cristales llegaban las últimas luces de la tarde. Contra la luz, su silueta, oscurecida por el desaliño de la bata de lana, la barba crecida y las ojeras, mostraba la desnuda verdad de los años. Se giró y sus ojos brillaron un momento: -'Te habrá contado Antonio…' 
'Sí…'-

Se había puesto las gafas para mirar el periódico y se las había quitado cuando le hablé de la casa. Me miró fijamente con una mirada por momentos más brillante. Las emociones y los pensamientos le alteraron el cansancio del rostro, pero no dijo nada. Así nos quedamos un rato largo mirándonos a los ojos sin hablarnos. Tenía ya la edad que él tenía cuando habían pasado demasiadas Navidades, y Años Viejos, y Jueves Santo y días del Pilar, y por un instante pude embutirme en la piel de su tristeza, viéndolo allí, envejecido por la barba crecida y blanca, los ojos cansados, las ojeras y la soledad en nuestra casa junto al mar…

Durante muchos años la casa de Almendros Aguilar había sido un doloroso motivo de conversación, pero cada vez más fue siendo una historia que contarle a los hijos y a los nietos, pero era imprescindible no recordar esa mirada de aquella tarde, los dos solos frente a frente con la última luz de la tarde porque no será lo que aún no haya venido, sino lo que ha llegado y ya se ha ido, sino lo que ha llegado y ya se ha ido.”

-La casa de Almendros Aguilar (fragmento)- 












































De aniversario, pues... que cumplas muchos más... ♬ ♪ ♫ ♩
Y todos tus sueños.
💚

lunes, 7 de noviembre de 2016

Urepeleko artzaina















40 urte betetzen dira gaur Xalbador zendu zela, baina Urepeleko artzainaren mezua bizi bizirik dago oraindik...