Acabo de entrar en casa, quedar con mi amiga Ana es algo siempre impredecible, una gozada, pues. Han caído unos cuantos txakolis y algunos pintxos para hacer bulto, el resto, cháchara entre amigas, vaya par...! Es que no ha quedado político ni seglar con cabeza...
Mi amiga Ana, grande por fuera y por dentro, donostiarra ella, de sangre navarra, hace años que despliega su capacidad de seducción y trabajo por tierras sevillanas. La amatxo de mi tesoro, de Sahara...
Y como dice mi querido Enrique, bendita la Navidad que acerca a las personas que uno ama. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario