domingo, 6 de febrero de 2022

Atta_June_Lur_ 💗💗💗

Su madre lo mismo me mata por compartir la foto pero cómo no hacerlo, que estos días tengo a su attona, al aita, clavado en el corazón, su sonrisa y la mirada de gato etxegoyen. Y me digo cuando la miro, cuando miro a Lur, que mi viejo sería tan pero tan feliz...

Fue llegar June y sentir que todo, digo lo que fuera que le hubiera tocado vivir -esa generación suya, críos apenas cuando estalló la guerra, no lo tuvo fácil- había merecido la pena. Digo que si la felicidad se puede ver o tocar bastaba con mirar cómo la miraba.





Cuando llegó Romantxo el camino estaba hecho y además él, attona viejo, ya se sabía de vuelta. Por eso echó el resto con el que sabía sería su único nieto, porque sentía que por mucho que viviera, lo que fuera, le iba a saber a muy poco. Y así fue. Aunque en sólo diez años, apenas nada, attona y nieto construyeron juntos algo tan suyo que, todavía hoy, permanece. Y me maravilla... se parecen tanto además, cada vez más... la vida perra y generosa al mismo tiempo...


Pero a lo que iba... Al aita le encantaban los txikis: hablaba con los bebés, un decir, lo mismo que con los enanos que recién empezaban a andar o comiéndose el mundo, pero igual de frágiles, se montaban en su primera bici, le gustaban todos y con todos sabía disfrutar. Y no, no lo decía tan abiertamente como la ama -a ella le gustaban los muttikos por encima de todo- pero yo sé que las niñas eran su debilidad. O, si no, June, su niña de ojos color uva, hizo, para qué disimular, que así fuera. Ha pasado una vida, incluso varias... Y ahora soy yo quien se ve mirando.
Miro a Lur, tan sensible y risueña como es, tan suave, tan bonita... Y pienso, lo sé, qué feliz sería el aita sólo con verla.

Quiero creer que, de algún modo, lo hace, nos mira, nos ve, nos cuida... el amor, siempre...




Beira atta, gure Lurtxo, zein politta den...
Maite zaitugu, denok...
❤❤❤
❤❤❤