martes, 14 de septiembre de 2021

Joseba eta Josu 💚💚💜💜💜

 


Joseba eta Josu 

Gauza pila bat lapurtu digu pandemiak: ezinbestekoak, galtzean bakarrik baloratzen jakin izan ditugunak, baita gerorako geldirik geratu diren gure normaltasunari itsatsitako hamaika une ere. Hauen artean, traineru-denboralditan arraunzaleok bizi eta partekatzen dugun giroa dago: adin eta jatorri guztietako milaka zale beren kluben kamisetekin jantzia, bakoitzaren koloretarekiko grina eta haien arteko anaidetasuna guztion nortasun-ezaugarria bihurturik. Eta horrela, estropadaz estropada.

Joan den igandean, Donostian egon ginen, beste inongoren bat gutxietsi gabe, 'Arraunaren Olinpiada' deituriko Kontxako Bandera jokuan zegoela eta. Hiri osoa gainezka egiten duen ohituriko jendetza koloretsua falta sumatu banuen ere, traineruek eskaini ziguten egundoko ikuskizuna ez dugu errez ahaztuko: emakumezko txandan, 'Arraun Lagunak’ taldekoren eskutik, hiriko Bandera Donostian geratu zen 71 urteren ondoren; gero, gizonezkoan, Santurtziko 'Sotera'ren eta Hondarribiko 'Ama Guadalupekoa'ren arteko lehia sekulakoa izan zen ere. Eta 36 urte pasata, azken hiru urteotako Bandera irabazi zutenei gaindituz, santurtziarrak nagusiak izan ziren 48 ehunengatik soilik. Itzela…

Hala eta guztiz ere, beste askoren artean, irudi pare bat gogorarazten dut: Alde batetik, Joseba Amunarrizen irudia, 2002tik 'Ama Guadalupekoa'ko patroi titularra, arraun-garaipen pilakin, Kontxako lau Banderakin eta, Hondarribiko Arraun-Elkartearen alde milaka lanordukin, bere herriaren nortasuna adieraziz. Bestaldetik, 'Sotera'-ko arraunlari baten irudia, traineruan zutik garaipena lortu ondoren, hunkituta, zerura muxu bat botaz. Traineru-igande istoriko honetan oso-oso zoriontsua izango zen duela urtebete utzi gintuen tipo jatorra eta zintzo batentzako muxua zela bat batean jakin nuen. Bertan -Josebak primeran ulertuko nauela jakinez- Hondarribiko nire bihotz berdean ate bat zabaldu nuen Santurtziko lagunekin batera Josu Ugartetxearen oroimenaz topa egiteko.

Beraz, aurtengo Kontxako trapua, ene lagun maitea, zurea da.

Agur!  💚💚💜💜💜



                                                                        💚💚💚 

jueves, 2 de septiembre de 2021

'Juicio letal', una novela de Montiel de Arnáiz____

 'Juicio Letal', de Montiel de Arnáiz. Una novela.



"... toda la novela es así, no digo juicios y peleas, buenos y malos, disputas, dudas, despedidas… es también soltura, precisión, lugares comunes y personajes-imán… la trama, siendo una red exquisitamente trenzada, diría que es lo de menos…”





_________ Leo ahora esto que esbocé apresuradamente cuando terminé de leerla por primera vez y me digo que no anduve tan desencaminada. Tanto es así que, ahora, tras una segunda lectura lenta y muy cómplice, aquello me sirve como hilo del que tirar para saldar, intentarlo al menos, la deuda pendiente con Enrique hace ya tiempo: comentarle, comentaros, sobre ‘Juicio letal’, su segunda novela y, la verdad, me lo ha puesto difícil. Tengo mis razones pero hay otras que son sólo suyas, por ejemplo… el protagonista -‘Me llamo Daniel Radler y este libro, lisa y llanamente, es una venganza'- es oro molido, o el epílogo, esas escasas 5 páginas finales, que es enorme, magnífico… Va a resultar complicado estar a la altura, lo siento así en las tripas de la lectora irreductible y disfrutona que soy, generosa conmigo sólo a veces y siempre sincera. De manera que, Enrique, comienza el reto…

No voy a poder redactar un texto del tipo ‘ésta es mi opinión’ y punto, es que no sabría cómo hacerlo. Porque, según la iba leyendo, no he parado de marcar el texto, apartando o apuntando ni sé la de anotaciones, sensaciones más bien, desordenadas y sin aparente relación entre sí pero que contienen todo lo que me ha atrapado de ‘Juicio letal’, que ha sido mucho. No sé realmente lo que esperaba pero sí lo que he encontrado: una excelente novela, ésta sí, Enrique, ésta sí… De un lado, considero que supera de largo a su predecesora ‘A la velocidad de la noche’ porque, aunque comparten vértices de la trama y nombres y guiños y habitan ambas lugares comunes, la altura en la composición y en las formas a la que llega ‘Juicio letal’ resitúa a la primera y, en cierto modo, la empequeñece. Y seguro que por eso no me parece que sea una segunda parte o su secuela. Pero es sólo una opinión en estrictos términos de defensa que decimos, estoy segura de que el Letrado Montiel de Arnáiz lo entenderá... Además, ahí está la posibilidad, cada vez más cercana, de llevar ALVDLN a la pantalla grande con lo que vendría a cuento aquello de ‘etxegoyen-Manolete, si no sabes torear pá qué te metes’, o así… Y yo que me alegro.

Pero hablaba de ‘Juicio letal’ y de su este libro, lisa y llanamente, es una venganza, o sea Radler y nada más, o sea Montiel de Arnáiz en estado puro… Leo la frase y es la voz de Enrique, algo más grave tal vez, la que resuena en mi cabeza; y es a Enrique a quien veo cuando 'La Baraka' y sus tentáculos aparecen, asomando o huyendo a capricho, en el ir y transcurrir de la novela; y es Enrique mismo el que se muestra, sin pudor, en las constantes referencias que contiene el libro sobre música o literatura o en los muchos guiños y requiebros personales de los que tira, nombres y apellidos, rincones de La Isla, cuentos de abogados y un sinfín de latinajos, que mira que me gustan… Pero decía de Radler…

‘Juicio letal’ es, por encima de cualquier otra cosa, lo que su protagonista. La voz de Daniel Radler hablando en primera persona es tan real, y lacerante en ocasiones, que lo mismo deseas que pare ya o que tire de ti con una mano para que, aferrada la otra a sus fantasmas del pasado, tan presentes siempre, te lleve en volandas al siguiente capitulo, nunca mejor dicho. Su trama, la de la novela, es trepidante incluso las muchas veces que se para en seco para mirar atrás y súbitamente, sin presentir ni cómo ni en compañía de quién, regresar al presente. Muchas historias en una, y muchas las miradas, los gestos y las huellas que se cruzan o concatenan, también los recuerdos, en una suerte de trenza exquisitamente trabajada para lograr el equilibrio perfecto, cerrar el círculo. Sin embargo, como quien no quiere la cosa, el autor termina por dejarlo una y otra vez apenas entreabierto, qué sabe nadie… Y siendo todo ello, esto de la trama y su desenlace, uno de los puntos fuertes de la novela, lo que distingue a ‘Juicio letal’ de otros trabajos que he leído de Montiel de Arnáiz -y he leído muchos- es su narrativa: fluida y ágil como siempre, percibo ahora una solvencia y solidez distintas y que antes, al menos yo, no veía. Y me parece algo muy prometedor…

Y eso que me he topado también, cómo decirlo… con alguna que otra dejada cursi, pero cursi como ella sola. Estoy segura de que nuestro Enrique negará que lo sean, cursis digo, pero se siente, lo son… sonrío… Sin embargo lo que no podrá negar es cómo, en otras, aflora el niño que lleva dentro, con lo tremendo que ha tenido que ser… Me refiero a que sí o sí o sí tiene que soltar una perla suya del tipo 'este-libro-es-mío-y-digo-lo-que-me-da-la-gana' aunque no venga a cuento y, oye, tiene razón. Sólo queda hacerme a un lado y, nuevamente, sonreír… Porque es como si el niño -tal cual lo recuerdo de una foto que tiene publicada por ahí, con cara de pillo y espada en mano- saltara de por entre las letras, juguetón, desinhibido, libre... como sigue siéndolo todavía, libre, desinhibido y, sospecho, siempre con un as bajo la manga, el escritor maduro en el que, sin atisbo de duda, se ha convertido con esta novela. En la que, finalmente y como no podría ser de otra forma, se refleja tan claro quién es y cómo es el Enrique Montiel de Arnáiz que conozco, al que quiero sin sordina y admiro igual: impetuoso, fuerte, y con un punto de vulnerabilidad que, ni queriendo, puede disimular; impaciente, mucho, pero obstinado más todavía e incansable trabajador; excesivo en ocasiones, supongo que porque es exigente consigo mismo antes que con los demás; un tipo culto, leído, observador, amante de la música y de los suyos, un apasionado profesional del Derecho, Letrado bregado en mil batallas, un escritor que apunta muy alto, que no en vano de raza le viene al galgo… Alguien a quien, salvando la insalvable distancia que, dicen, va de las musas al teatro, soy capaz de reconocer, y ver, oler y tocar, y sentir, y doler, en este su ‘Juicio letal’ cuya lectura me ha hecho muy, muy, muy feliz.

No sabría decir tampoco si se trata de una novela de abogados o policíaca o negra. Pero como una aprende de los que saben, me quedo con lo que he oído decir a Enrique Montiel –‘mi padre’, como reza esa dedicatoria que tanto me gusta- en más de una ocasión: ‘enfrentar la lectura de una novela con apellidos es como caminar con muletas’, o algo así. Dicho esto, reconociendo mi nula objetividad en este asunto, son sin embargo las mil y una noches y todos los años de lectora impenitente que acumulo a mis espaldas, quienes hablan por mí cuando digo que ‘Juicio letal’ es una grandísima novela y una apuesta segura para todo aquél que sabe y quiera disfrutar de una buena lectura. Por cierto, yo soy de las de siempre en papel -Editorial Apache y no pocas librerías y, en nada, la Feria del Libro de Madrid- pero sabed que el formato electrónico está ya a disposición de quien así lo prefiera aunque, lo confieso, ahora no sabría decir ni cómo ni dónde.

De manera que, Letrado, échame una mano y remata la faena, ¿sí…? Hazlo por mí.

Besos mil___

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