jueves, 26 de abril de 2012

Ama, zerutik sua dator!!

GERNIKA… Símbolo de la sinrazón de la guerra, fuego en día de mercado, muerte al enemigo en nombre de Dios, y en vano… Setenta y cinco años después GERNIKA sigue gritando al mundo que la paz es el camino, el único camino… GERNIKA en el recuerdo, GERNIKA en el corazón, también en el horizonte, que otros GERNIKA siguen siendo y aquí no pasa nada porque ¿dónde la diferencia…? 



Gernika ha pasado a los anales como la primera ciudad europea devastada por la aviación. Muchas seguirían...
“Pasadas las 3 y media de la tarde, vi el avión de reconocimiento que daba vueltas sobre la ciudad volando bajo. No había peligro. No teníamos nada para defendernos contra la aviación. Ni armas antiaéreas, ni sistemas de alarmas adecuados ni refugios buenos. Los que se cavaron rápidamente después del bombardeo, y destrucción de Durango, estaban sin terminar”... Pablo Izaguirre Hormaechea, para Clarin... 

“La destrucción de Gernika no sólo fue un espectáculo horrible para los que la presenciaron. Fue además el objeto de la más gigantesca y absurda mentira que jamás escucharon oídos cristianos desde que Ananías fue conducido con los pies por delante a un horno ardiente..." 
G. L. Steer para The New York Times...






Pablo era monaguillo de Santa María, ubicado sobre una pequeña loma en el corazón de la ciudad. “Vi el avión pero no le hice mucho caso porque siempre volvía después del mediodía”, explica Luis Iriondo, 89 años. Entonces, hace hoy 75 años, el 26 de abril de 1937, a las cuatro y media de la tarde, la ciudad fue bombardeada durante tres horas, nunca se conocieron cifras oficiales sobre cuántos heridos y muertos. Luis tenía 14 años y el 26 de abril estrenaba pantalones largos, el símbolo de que dejaba la niñez. Estaba contento, pero de pronto las campanas de Santa María comenzaron a repicar y la siguieron otros templos. “Era un repicar tremendo, desesperado, que indicaba un ataque aéreo. Después alguna fábricas comenzaron a hacer sonar sus sirenas”, recuerda Luis. Pablo Izaguirre, el monaguillo de Santa María evoca: “Tenía que redoblar las campanas cuando desde el monte Aixelrrota, frente a la Iglesia, unos gudaris hicieran flamear unas banderas de advertencia. No tenía ni teléfono”. Los gudaris se agitaban porque se echaba encima de la pequeña ciudad un enjambre de aviones. Eran la Legión Cóndor de la Alemania Nazi y muchos aviones italianos, cortesía de Benito Mussolini. Aparatos modernos cargados de bombas “rompedoras” y otras “incendiarias” de fósforo...

Herman Göring en el juicio de Nüremberg, destacó que “aprendimos mucho en Guernica sobre cómo destruir una ciudad por completo”. Gernika tenía que ser destruida no por su valor militar, como lo demostró el hecho de que el puente hacia Rentería y las tres fábricas de armas para los gudaris no fueron tocadas por las bombas. El valor del Vaticano de los vascos era espiritual, que bajo el viejo Arbol de Gernika los reyes españoles juraban los fueros como Señores de Vizcaya.



Ama... zerutik sua dator!
GERNIKA en el corazón.
NO A LA GUERRA!

A cualquier guerra, siempre, por siempre... 
GERNIKA en el corazón, precisamente, por eso…

... Nadie puede tender sobre tal sueño el manto de la noche,/ callar tal grito, tal lámpara extinguir/ que alumbra la explosión de la muerte interminable,/ la cámara interior donde no puede/ reposar ni morir en el gris de Guernica, la memoria.../  José Ángel VALENTE, poeta.