domingo, 17 de abril de 2011

Aiako Harria...

Cuentan que Aiako Harria fue el primer elemento natural que emergió de la madre tierra por estos lares, a saber… Lo cierto es que es el único macizo granítico de Euskalerria y que aun no siendo de estatura elevada su cercanía al mar le confiere una majestuosidad envidiable. Sin duda es un monte con carácter, imponente. Su nombre originario y en euskera, Aiako Harria, se tradujo un día al español y alguien oficializó lo de Peñas de Aya, así en plural. Plural al igual que en Iparralde ya que, cuando no utilizan el euskera, se refieren a ella como Les trois couronnes. Y no quiero olvidar a los arrantzales de Hondarribi para quienes Aiako Harria será siempre BatallauEs caprichosa nuestra peña y me gusta ese toque singular que se gasta, que tiene personalidad hasta para hablar de ella, ¿o no?
La silueta de Aiako Harria juega con nosotros según giremos la rosa de los vientos, quiero decir que parece una montaña distinta dependiendo del lugar en el que alcemos la mirada para verla. Su cresterío es a veces desafiante, otras acogedor, no es lineal ni redondeado, se alarga y serpentea cual culebra de piedra o se enrosca en espiral. Ahora tiene tres picos, ahora no, dos, tres, cuatro... Es todo y todo al mismo tiempo, es cuanto parece que es aunque nos parezca mentira, es una montaña mágica, al menos para mí, la atalaya natural a la que se asomaron, desde que el mundo es mundo, mis antepasados.
Será por eso que cada vez que piso su cima, singularmente la de Hirumugarrieta, y apoyo mi espalda contra esa roca milmilenaria y miro allende el mar, siento cómo cada cosa recupera su lugar, cada recuerdo, cada promesa, cada desafio… Me noto llena de energía y en paz. Y es en ese instante cuando el tiempo se para y me siento empequeñecer. Y me encanta.