El arte, la muerte, los deportes populares, el folklore, el trabajo en el caserío, la prehistoria -aquí surge la figura inmensa de Jorge Oteiza- el mundo mágico y el religioso, las fiestas... La sinopsis oficial de la película dice que Ama Lur es "ante todo, un canto emocionado al País Vasco". Y efectivamente lo es.
Basterretxea y Larruquert contaban que, además de dar con un lenguaje cinematográfico propio basado en la raíces culturales vascas, lo que pretendían era llegar a la gente, informar, contarles... reivindicar a un pueblo al que se le había querido robar, por un régimen totalitario, todo rastro de su identidad. Dos años de rodaje y de pelea diaria con la censura franquista, cómo si no...
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