Sobremesa, alrededor de un par de mesas descuidadamente colocadas, en una plazuela de la Real Isla de León o conversaciones a volapluma y sabor a solera, tabanco y fino de Jerez. No arreglamos el mundo porque las cosas del querer son indisponibles pero no faltaron risas, confidencias, brindis, besos, dibujos de colores y hasta declaraciones de amor. Como para quejarse...
Solo me faltó el abrazo, aún pendiente, rúbrica de la felicidad.
Mi gente...
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