Comida en compañía y larga sobremesa, risas, los cuentos de Alardes que ya pasaron, confidencias en voz baja, alguna lágrima, recuerdos mil… los chicos de la Escolta, los de antes, los de ahora, las cantineras que un día fuimos -y ya para los restos- y Junkal que ya lo es, cantinera de Caballería, pero a quien le queda todo por conocer... el beso del General de mi Alarde y la sonrisa cómplice de Paco, el amigo de toda la vida...
Y unas flores, ramo compartido, que huelen al amor de los de casa, que estamos en San Marcial y en San Marcial no falta nadie. Porque fueron, somos...
Va por ellas, por todas, por la ama...
Ya queda menos.
Y unas flores, ramo compartido, que huelen al amor de los de casa, que estamos en San Marcial y en San Marcial no falta nadie. Porque fueron, somos...
Va por ellas, por todas, por la ama...
Ya queda menos.
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