Publicado en Diario Vasco (Opinión), Martes 14 abril 2020 _____________________________
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"_________ Es bella como una diosa antigua. Su rostro es, ahora, anguloso y cruzan su piel miles de pequeños pliegues que parecen surcos trazados por un sirimiri sin edad. Dicen que es en las manos donde mejor se aprecia el paso de los años, pero en su caso son tersas y juveniles; manos con dedos que evocan el piano que antaño Pepe, su marido, tocaba en su honor; manos que amasaron indecibles dulces y dedos que han acariciado con amor. Durante años regentó la pastelerÃa familiar en Beasain. La Amona Karmen es muy mayor, tiene 101 años y, uno de estos dÃas, si el coronavirus lo permite, cumplirá otro año más. Ciento dos años son muchos años pero ella dice que está muy bien, que no le duele nada.
Amona Karmen tiene seis biznietos pero todos la llamamos 'amona', como si no hubiera un tÃtulo de más enjundia ni más señero. Tiene una memoria muy selectiva que el Alzheimer no ha podido agostar. Habla de su niñez y de cuando era moza, pero sobre todo recuerda, con premura y dolor, lo de la guerra del 36. TenÃa 18 años cuando su padre se refugió en Bizkaia y ella lo buscó por Ondarroa y Larrabezua. Un hermano suyo fue movilizado y falleció. Se acuerda de cómo entraron los requetés en Beasain y recuerda el miedo que pasaron y a las primeras vÃctimas de aquella locura colectiva. Con sus 18 años, Amona Karmen era una ya una jeltzale consciente de lo que la guerra suponÃa. Su familia era la depositaria de las llaves del batzoki cuando fue requisado y convertido en centro falangista. La pelota dejó de botar en su frontón. Amona Karmen guardó, durante años, las llaves del batzoki requisado. Llaves que solo abrÃan el recuerdo al dolor y la humillación.
Cuando ya anciana llegaba la hora de las votaciones y Karmen era demasiado mayor para acudir a pie de urna, el notario acudÃa a recoger su voto. Su voto jeltzale. Yo solÃa bromear y le preguntaba por el sentido de su voto. ¿Acaso habÃa votado a los socialistas? ¿O, tal vez, a Aznar o a Rajoy? Amona Karmen, es muy mayor, pero sigue teniendo un excelente sentido del humor y siempre me contestaba que ella siempre serÃa fiel al Partido, con mayúscula y terminaba por cantar el 'Gora eta Gora' sabiniano.
Ahora, en estos tiempos del coronavirus, Amona Karmen se encuentra ante una encrucijada dificil y, acaso, definitiva. Desde hace poco reside en Arangoiti, la residencia de ancianos de Beasain. Es una residencia magnÃfica con instalaciones perfectas y un equipo humano formidable. Amona Karmen es muy querida allÃ. Lo es porque nunca se queja y es alegre y, sobre todo, porque canta y, además, canta muy bien. Cuando alguien le dice que está muy guapa ella replica, con humor, que «la que tuvo retuvo y lo guardo para la vejez» y es que Amona Karmen es muy guapa y coqueta. La peluquera cuida de su look y las asistentas la maquillan levemente; siempre luce su collar de perlas y se viste con esmero para acudir a la galerÃa de la residencia y admirar su Txindoki, el paisaje de su vida. Amona Karmen ama la vida y mira con serena calma a la muerte que sabe cercana. Es creyente y todos sonrÃen cuando en misa replica al cura oficiante e incluso le toma la delantera. Las letanÃas del rosario se las sabe en latÃn y las recita sin un error. Si el cielo existe, allà podrá seguir cantado el 'aldapeko sagarraren adarraren puntan...' y seguro que Dios le llevará el ritmo con las palmas.
Arangoiti, donde reside Amona Carmen está en cuarentena y han fallecido ya seis internos, cuatro miembros del equipo asistencial han resultado contaminados y Amona Carmen nos ha dado un susto al ser aislada con fiebre. Nos han dicho que realizado el test ha dado negativo, pero estamos preocupados. Faltan pocos dÃas para su cumpleaños y ya nos hemos persuadido de que este año no acudiremos al alto de Mandubia para comer con ella y brindar para que cumpla, al menos, un año más. Lo solemos hacer con acordeón y aurresku y Amona Karmen se emociona cuando entonamos el 'Zorionak zuri...'.
Amona Karmen ya no lee los periódicos y desconoce lo que dicen sobre prioridades hospitalarias. Nada sabe sobre las crueles opciones del triaje clÃnico y la demencial marginación de los ancianos. La vida es preciosa e inenarrable en el recién nacido, en el joven pleno de vitalidad, pero también lo es en el anciano que ya está agostando. La vida es el bien más preciado de la creación y es la única voz, todavÃa, perceptible de un Dios que calla mientras la vida fluye. Dios es vida, incluso cuando el coronavirus nos recuerda, que la muerte es la otra cara de la vida.
No estoy seguro de que podamos celebrar el 102 cumpleaños de Amona Karmen, pero sà sé que nuestras vidas no serán las mismas sin ella, nos faltará su serena belleza de diosa antigua y su humor sabio que atempera al tiempo y a las edades. Ella nació con aquella gripe 'española' de 1918, aportando vida y belleza a quienes tendrÃamos la suerte de amarla; siglo y pico más tarde otra pandemia se cierne sobre nosotros y lo único que sabemos es que, viva o muera, la Amona Karmen fue, es, y será un regalo de la vida."
__________________________ Luis HARANBURU ALTUNA
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