________ 25 años de camino andado, largo recorrido, dan para muchas zancadas y zancadillas, para demasiado saber y haber visto... Hablo ahora de todo tipo de presiones, ni me atrevo a contar cuántas faltas de respeto -entono aquí un sentido mea culpa porque en algún primer momento yo también caí en ese error, ocurre que me levanté según caía y ya, ni una más- y ni sé la de juegos malabares. Los unos dicen, las otras hacen, el resto calla, los demás otorgan. La política no debería ser esto ni así. Porque es nuestro derecho como ciudadanos que las decisiones políticas, las que atañen a nuestro Alarde también, allí donde se tomen pero especialmente en casa, en Irun, reconozcan lo que los tribunales ya han proclamado sin atisbo de duda: que además de cualquier otra forma o manifestación conocida o por conocer, el Alarde de San Marcial es plenamente legal y escrupulosamente respetuoso con los derechos de todas las personas. Respecto de lo cual, hay mucho acomplejado, ellas incluidas, entre nosotros... A lo que sumar la consabida forma de según quienes de actuar a hechos consumados, esto es, me salga yo con la mía lo demás me resbala. Y los demás también, sean o seamos propios o extraños.
Cuando se pretende que traguemos con ruedas de molino, sólo hay algo que me molesta más que eso de la 'excusatio non petita': que cualquiera con mando en plaza se crea en el derecho de no tener por qué explicarse, de no dar una sola explicación. Que una cosa es la discreción y otra bien distinta esta suerte de 'omertá cordiale' en relación con el Alarde en la que se han acomodado, juntos y por separado, muchos nombres y protagonistas dentro y fuera de la casa grande. Evitan así que afloren a la superficie incoherencias, contradicciones e intereses de parte, porque si nadie puede hacer preguntas no hay por qué responder. Confieso que a estas alturas del partido, incluso en un año electoral como éste, o precisamente por ello, no me esperaba este ninguneo a la sensatez y mayoría de edad de la gente de esta ciudad a la que todos se deben, esta absoluta falta de respeto de quienes dicen representarnos y actúan como si no les mereciéramos la pena.
Es mi opinión y hablo sólo por mi, que al fin y al cabo no soy nadie salvo una irundarra de a pie que ha reivindicado siempre, eso sí, el valor de la política: mano tendida, actitud y compromiso, respeto, pero también dignidad y valentía a la hora de defender ideas y cualquiera de nuestras posiciones. Y los insultos, al rincón de pensar. Por eso me duelen algunas cosas, me indignan otras y, lo confieso, me siento profundamente defraudada... quien lo sabe, lo sabe...
El Alarde de San Marcial es la primera seña de identidad de nuestro pueblo, es un tesoro inmaterial y patrimonio de todos los y las irundarrak, no de quienes coyunturalmente, fuera antes o sea ahora, son Gobierno Municipal o su oposición en nuestro Ayuntamiento. No seré yo quien pretenda desautorizar a nadie ni negarle, siempre que venga de cara, el beneficio de la duda e incluso mi público reconocimiento, no sería la primera vez. No considero a nadie mi enemigo sólo por sentir o pensar distinto, tampoco en política, tampoco en el tema del Alarde. Pero si la política municipal y de partidos están tirando de él, de nuestro Alarde, como si del comodín de la baraja se tratara, si no lo digo tal cual lo siento, me enveneno: así deban barajarse cuantas veces haga falta -en público o en privado, en tu casa o en la mía- sentadas las reglas de juego e iguales para todos, una vez sobre la mesa, las cartas siempre boca arriba. Entonces sí, la mirada alta y la txapela bien calada. Que hay quienes olvidan que, incluso a reloj parado, el tiempo no se detiene.
Hemos vivido uno de los Alardes más emocionantes que recuerdo, incluso más que el del pasado año, que fue el primero tras dos de parón a causa, ahí es nada, de una pandemia. Un impasse que nos mostró a cada descubierta lo frágiles que somos y, al mismo tiempo, lo fuertes que como grupo, auzolan, podemos ser... pero del que no hemos sabido salir mejores, oportunidad perdida... pero ésta es otra historia...
Os decía que hay quienes olvidan que, incluso a reloj parado, el tiempo no se detiene: como decía la ama, 'cada 30 de junio es San Marcial'. El de este año, a pesar de decepciones en lo personal y la tristeza de saber que ya no están aunque los sientas contigo, me refiero a quienes tanto quieres... Paco y Martín, Maricarmen, Patxi, besos al cielo... el Alarde del 2023 ha sido sencillamente gigante, cómplice, espectacular, curativo. Y me atrevo a decir que, sea queriendo o sin querer, nadie podrá sojuzgar, ensombrecer o ningunear el 30 de junio que hemos vivido, San Marcial en vena...
Compromiso y voto renovado, verdad sin consignas, Alarde.
Somos Irun.
GORA IRUN!!!!
GORA SAN MARCIAL!!!
GORA GU TA GUTARRAK!!!
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