Frenético fin de campaña, como casi siempre... Los mensajes parecen acumularse, todo se acelera, menuda paradoja. Digo que para qué tanto correr, porque nada se gana en un día aunque éste sea el día dé, víspera de casi todo. Pero la vorágine nos puede. Unos, otras, candidatos todos, ellos, ellas, acompañantes y algún palmero... empeñados en llegar hasta el último rincón del universo se lanzan ya no tanto a la calle como al ruedo de las redes sociales y lo hacen con el turbo puesto. Cuando lo que debiéramos hacer es justo lo contrario: aparcar el bólido y sentarnos cómodamente frente al ordenador o en el banco de la plaza. Y pensar en voz alta. Y conversar con el de enfrente, con el de al lado. Pero eso no lo hace casi nadie y eso es lo que todos deberíamos hacer, hablar, debatir, confrontar, discutir... Y dejar las malas artes para nunca después, digo para nunca-nunca.
Las Europeas no son elecciones que despierten pasiones desenfrenadas, cierto, pero estos quince días de ir y venir en busca del voto han sido no diría impredecibles pero si movidos, raros... Tanto que la foto fija de la campaña es mala, pero mala de solemnidad: desenfocada, sin encuadre y retocada con un insultante fotoshop. Le llama Europa pero no, que lo que hay es demagogia de libro y mucho postureo: los unos para hacer ver que su candidato machista no dijo lo que todos oímos, o sea en su línea, a piñon fijo, mentir y tomar a la gente por idiota; el de los otros, levantando el mentón para poder respirar mientras siguen con el agua de sus propias contradicciones al cuello, disimulando guerras internas e intestinas y vendiendo nada salvo el despropósito de los primeros, qué poquita ambición, qué escaso bagaje...; y el de los demás, sopa de siglas, intentando girar el foco de atención hacia sí, que la España de circunscripción única hace bueno el dicho aquél de que quien reparte se lleva la mejor parte, vendiendo la revolución del todo es posible, no importa el espectro, un extremo, el otro, que yo te digo lo que tú quieres oír que para eso me debo a mi público. Y creo, sinceramente, que quienes se han mantenido alejados de esta estrategia del todo vale y el y tú más serán los que ganen, no sé si las elecciones, pero si el favor de los electores. Y eso es apuntalar proyecto y credibilidad. Eso es tomarse en serio el valor de la política.
Hablo de política, si, de política y de políticos, de elecciones, de proyectos, de trabajo y de gestión, de compromiso, también en Europa. La gente las está pasando crudas, no está el asunto para chistes que eso es en lo que se han convertido apariciones y discursos. Izquierda o Derecha son conceptos que se prostituyen por quienes o hacen de ellos dogma de fe o consideran suficiente con enarbolar esa bandera para luego, sin más explicaciones, terminar por asumir, unos y otros, los mismos postulados. Digo que dónde la diferencia entre PP y PSOE en los últimos años... no será en el Europarlamento... Digo que a quien me dice, dame tu voto, lo mínimo que le exijo es que venga de frente, que me respete, que no soy idiota. Y lo que quiero para mi es lo que deseo para cualquiera, sin distinción de credos ni ideología. Y en esta campaña ha habido más cálculo electoral que verdades, más paja que trigo, más ombligo partidista que compromiso con la gente, incluida la de cada cual.
Hablo de política, si, de política y de políticos, de elecciones, de proyectos, de trabajo y de gestión, de compromiso, también en Europa. La gente las está pasando crudas, no está el asunto para chistes que eso es en lo que se han convertido apariciones y discursos. Izquierda o Derecha son conceptos que se prostituyen por quienes o hacen de ellos dogma de fe o consideran suficiente con enarbolar esa bandera para luego, sin más explicaciones, terminar por asumir, unos y otros, los mismos postulados. Digo que dónde la diferencia entre PP y PSOE en los últimos años... no será en el Europarlamento... Digo que a quien me dice, dame tu voto, lo mínimo que le exijo es que venga de frente, que me respete, que no soy idiota. Y lo que quiero para mi es lo que deseo para cualquiera, sin distinción de credos ni ideología. Y en esta campaña ha habido más cálculo electoral que verdades, más paja que trigo, más ombligo partidista que compromiso con la gente, incluida la de cada cual.
En esta maraña de gestos y muecas de manual ha habido, sin embargo, quien se ha mantenido en su sitio desoyendo el ruido mediático de cañetes y valencianos y denunciando el silencio atronador de la habitación sin muebles en el que se resume –a tenor de la información que proporciona la propia cámara- el paso de según quienes por el Europarlamento. Digo que es muy difícil tomar en serio a quienes, en una lista de setecientos y pico, se pierden allá por el furgón de cola, ni te cuento a quienes dicen querer estar en Europa para, seguidamente, decir que lo mismo se van, que su modelo es Venezuela. La cuadratura del círculo, como siempre… Por eso se hace imposible no atender a quien ha sido reconocida in situ como una de entre los parlamentarios más constantes y trabajadores, una mujer a quien todos identifican con una forma seria de hacer política, de hacer país, I am basque.
No se arruga ante las dificultades, quien llama a su puerta recibe atención, sabe escuchar y de lo que habla, tiene un equipo que trabaja tanto como ella, todo suma, y no promete imposibles pero compromete su palabra cuando dice, lo intentaré. Y en Euskadi, quien compromete su palabra se desnuda del todo: esto es lo que hay, soy yo, Izaskun Bilbao Barandika. Y así es…
Su trayectoria política, intachable. Su bagaje, cinco años de trabajo cuyo resultado se ve. Su proyecto, el de EAJ. Su plataforma, Coalición por Europa. Su horizonte, el interés de todos los vascos, sin excepción. Su objetivo, el nuestro: más Euskadi en una nueva Europa.
Izaskun Bilbao Barandikarekin bat egiten dut nik!
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