El viejo dicho nos dice que uno recibe lo que da. Y no le falta razón, aunque no termina por ser cierto del todo... Que una lleva acumulado, y cargando en la mochila, lo suficiente -61 vueltas completas al sol dan para mucho presumir- como para saber que esto de vivir es, sobre todas las cosas, una aventura complicada a la que echarle valor y muchas ganas. Pero también que, por momentos, la vida puede ser, sencillamente, maravillosa.
Echo la vista un año atrás, luces y alguna sombra que arrasó con ellas pero, koadrila, dejaría de ser yo si no reconociera que, con todo, me siento afortunada. Y hoy, además, abrumada por las llamadas y los mensajes recibidos, los que se ven y los que no y los que, seguro, llegarán todavía. Y otra vez, como siempre, el calor, la goxotasuna, vuestra cercanía, rompe todas mis defensas... Conmovida hasta la raíz, que lo sepáis. Y profundamente agradecida...
Que no nos pisen las flores, que no pare la música... el último brindis del día, va por vosotros... Goazen!!!! Maite zaituztet!!!