Las niñas buenas de la Compañía de María, Irun, hace mil años. Uniforme azul, insignia y calcetines blancos, día de fiesta... txintxo-txintxoak...
Unos pocos años después, cambio de uniforme y de look. Y ni por ésas, que la monja que me colocó el botón de la camisa y el gancho en el pelo hizo lo que pudo la pobre mujer.
A la ama no le gustaba nada esta foto, Ay! esos pelos... decía, pero al aita le encantaba...
Dirás tú... pues esa que lleva las manos entrelazadas de buena parece que tiene poco jijijij
ResponderEliminarUna bendita es lo que yo era, con esa carita de yo no he sido y tan bien peinada... duró poco... jejeeee
ResponderEliminarJope Elena!. Bendita, bendita...ya se notaba que eras noble. Pero mansitas no queremos a nuestras neskas!!. Qué los vascos no estamos acostumbrados!!. No me extraña que le gustase a tu aita, porque las amatxus se preocupan más por la estética y tu aita veía, más allá de la pelambrera, todo lo que quería de su neskato.
ResponderEliminarYo llevé ese uniforme. Los primeros años también formaba parte del mismo una capa en invierno. Lo cambiaron cuando estaba en quinto de bachillerato.
ResponderEliminarLa capa y aquel velo blanco que se sujetaba a la cabeza con una goma que nos teníamos que poner cada vez que íbamos a la capilla..... El internado era francamente duro. Sólo salíamos a la calle el domingo que venían los Aitás a vernos. Y claro, en aquella época Ormaiztegi-Irún, era un viaje..... En fín recuerdos de la infancia que quedan tan lejos ya.....
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